Mar 20
19
Alfonso Francia
María, cariño mío,
te lo digo y lo repito:
cariño, por ti me muero.
Quiero estar siempre juntito,
y que nada nos separe,
tú eres madre de mi Dios,
y estoy tan enamorado,
que tú eres Dios para mí,
pues la mujer que elegí,
es la mujer que Él me dio,
la mujer que dijo sí,
la mujer que me eligió.
El Dios que te eligió a ti,
nos ha elegido a los dos,
y he podido comprender,
aceptar y hasta aplaudir
que no podamos tener
un hijo de nuestro amor.
Pero no tengas temor,
que eso no me hace sufrir
porque si te tengo a ti,
sé muy bien que no es pecado
lo que te voy a decir:
que yo te amo tanto a ti
como al Dios que me ha creado,
y me siento más feliz
que jamás había soñado.
Gracias, mi cariño, gracias,
gracias por tanto cariño,
gracias por darme a este Niño,
que tienes dentro de ti,
tan mío sin ser de mí,
tan mío como eres tú,
tan tuyo como soy yo…,
Tan nuestro como lo es Dios…
¡No tengo más que decir!